miércoles, 20 de enero de 2010

Pararce de cabeza

En estos tiempos, el descaro y la poca vergüenza andan de la mano como viejos compañeros.
Me desperté en un nuevo espacio del tiempo hace una hora. Llegue a casa hace cuatro. Trago, y sin apetito. El año fantasma se ha ido y recuerdo muy poco para pensar que de verdad existió. Quizás porque muchas cosas me convocan a olvidar.
Entre tanto rebuscar en mi cabeza, mejor salir por un poco de aire para no asfixiarme.
A noche me senté a ver el mundo pasar, no me alegró los basurales, el mal olor, mucho menos el alcohol. A veces me salgo a observar de afuera y no logro entender la humanidad. Noche interrumpida, caminada, conversada, pensada. A pesar de todo, prefiero guardar los agradables rostros con los que me toco convivir, los elogios, los abrazos de año nuevo, las sonrisas, las miradas.
No todo es tan malo, es solo cosa de pararse de cabeza y ver el mundo desde otro punto de vista.